Los Tagliolini forman parte de la familia de las pastas largas con sección plana o casi plana.
El origen de este formato se disputa entre Génova, la zona de Nápoles y la de la Ciociaria.
Es un formato cuya difusión ya en el siglo XVII es atestiguada por la promulgación, en octubre de 1602, de un Bando contra los Vermicellari en el que se les ordena respetar exactamente el precio político establecido para algunos tipos de pasta, entre las que se encontraban los "Tagliolini blancos". Se imponían fuertes sanciones a quienes no respetaban esta ordenanza. También Girolamo Aleandri en "La defensa del Adón" (Venecia 1630) cita a los Tagliolini en una descripción de la vida cotidiana de la corte: "Jugando algunos caballeros a sbaraglino en la casa del marqués Pepoli, uno de ellos dijo al otro bromeando que estaba borracho de tagliatelli, es decir de aquella sopa de tiras de hoja de pasta, que en muchas zonas de Lombardía se llaman lasagnette, y en Roma (si me acuerdo bien) tagliolini". Considerando la historia más reciente, en la tradición campesina de Abruzzo, los tagliolini se servían en un caldo de gallina o de paloma a las puérperas porque eran energéticos y ligeros.
Los Tagliolini, gracias a su tamaño, resultan excelentes en las sopas con distintos tipos de carne y verduras. Su natural versatilidad los hace sabrosos también en las recetas de pasta sin condimentos líquidos, con salsas ligeras a base de tomate, mantequilla y quesos blandos. En la zona de Nápoles son la materia prima para los tradicionales pasteles al horno o timbales de pasta.
Disponibles en paquete de 500 g.