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Guisantes frescos: pequeñas esferas de primavera en el plato

Los guisantes, protagonistas de almuerzos y cenas primaverales

Con la llegada de la primavera, los guisantes frescos vuelven a ser protagonistas en nuestras mesas. Estas legumbres, de sabor naturalmente dulce y numerosos beneficios para la salud, son muy versátiles en la cocina y se adaptan a una gran variedad de recetas: sopas, guarniciones y platos principales. Su carácter estacional los hace especialmente valorados en esta época del año, cuando pueden disfrutarse en su punto máximo de frescura y sabor. Además, los guisantes frescos son un ingrediente esencial en muchas recetas tradicionales italianas, como la clásica pasta con guisantes al estilo napolitano.

Los beneficios de los guisantes

Además de ser sabrosos, los guisantes frescos son una verdadera fuente de salud, ofreciendo múltiples beneficios al organismo. Según los datos de alimentinutrizione.it, 100 gramos de guisantes frescos aportan unas 64 calorías, junto con una excelente cantidad de proteínas (5,5–8,3 g), carbohidratos (6,5–9,8 g) y fibra (6,3–9,5 g). También son una buena fuente de vitamina C (32–48 mg), vitamina A (64–96 µg), y minerales como potasio, fósforo y hierro. Gracias a este perfil nutricional, los guisantes frescos son una opción excelente para quienes buscan una alimentación equilibrada, sabrosa y saludable.

Recetas de pasta con guisantes

Entre las recetas que mejor destacan el sabor de los guisantes primaverales se encuentra la pasta con guisantes al estilo napolitano, un clásico de la cocina casera del sur de Italia. Este plato se caracteriza por una cocción “tipo risotto”, en la que la pasta se cocina directamente en la salsa, liberando almidón y creando una textura cremosa y envolvente. Se comienza sofriendo cebolla picada en aceite de oliva virgen extra, a la que se añade panceta en cubos para aportar un toque rústico y sabroso. Luego se incorporan los guisantes, se dejan saltear brevemente y se añade caldo vegetal caliente. Una vez que hierve, se agrega la pasta (preferiblemente corta, como tubetti o pasta mixta), removiendo con frecuencia y añadiendo más caldo si es necesario. El plato se termina con una generosa cantidad de queso parmesano rallado y, si se desea, unas hojas de menta fresca. ¿El resultado? Un plato sencillo y auténtico, que sabe a hogar, a primavera y a tradición.